Facebook y la moda vaffanweb

Facebook y la moda vaffanweb

Porque la red social de Meta es el lugar menos virtual que existe

Cuando se afirmó que la web era un lugar donde puedes expresar libremente tu ego, muchas personas deben haberlo entendido mal. Posteriormente interpretó el significado de este concepto a su manera. Si antes podían entenderlo como un lugar para unos pocos, difícil de entender, con el tiempo nos hemos otorgado licencias que nada tienen que ver con la libertad..

Más confianza con el misterioso web ha llevado a muchas personas a afirmarse incluso en lo virtual, sin darse cuenta de que lo virtual ya no es lo virtual de un tiempo Facebook ha acelerado este fenómeno, dada su plataforma tan simplemente accesible. Y así fue como muchas personas transformaron esa nueva confianza en una supuesta aura autorreferencial, que los habría llevado a poder decirlo todo de todos. En términos no inciertos.

Muchos confunden el derecho de opinión con tener que criticar tipo o caer. El mayor error que cometen estas personas es que cuando navegan por Facebook creen que están físicamente solos en el sofá, o en la silla, desde donde juguetean con su smartphone. Y en cambio no. La web, y en este caso específico Facebook, son lugares que ya no tienen la frontera de lo dicho virtual. Es un lugar en todos los sentidos, donde las interacciones humanas se multiplican, porque primero puedes dar la mano en un extremo del mundo y al minuto siguiente encontrarte en el polo opuesto. Es un lugar donde puedes diversificar tu trabajo, ya sea un trabajo o una pasión. Y un lugar de estas características merece la atención de un lugar real y físico.

El algoritmo de la estupidez social no es fruto de las redes sociales

Las personas se insultan en Facebook con una frecuencia extraordinariamente superior a lo que sucede en la vida cotidiana, descalificando la importancia de la red social.

Para estas personas, Facebook es una de esas áreas grises donde no hay reyes ni leyes, donde pueden formular una. epíteto desagradable tiene la facilidad moral con la que saludas a la gente en la calle. Facebook se ha convertido, para estas personas aquí, fíjate, el lugar donde el insulto está a la mano. Casi un pecado no lo pronuncies. Antes si no estabas de acuerdo con un famoso tenías que hacer un esfuerzo para hacer un graffiti, o ir a protestar por medio de una carta (la del sello, por así decirlo) o en la casa del VIP completa con una pancarta gigante. hacerse. Hoy, sin embargo, incluso aquellos que no tienen ninguna de las cualidades que alguna vez sirvieron para protestar pueden estar en desacuerdo en Facebook.

No es casualidad que tanta gente insulte aunque no entienda por qué.

Todo esto se magnifica por el hecho de que estas personas no perciben las consecuencias: la Casación dictaminó que un insulto en Facebook equivale a una difamación agravada. Hay algunos pasos impuestos por el Tribunal de Casación: verdad, pertinencia y continencia. Si superas estos tres parámetros infringes una ley: ¿cuántos de estos lo saben? nadie. Porque si vas por la calle e insultas a un chico, sabes que la consecuencia será una pelea a puñetazos. Mientras que en el momento en que lanzas tu insulto sigues convencido de que estás en el sofá. No.

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¿Por qué la gente insulta en Facebook?

No se sabe por qué lo hacen, si son víctimas de un mal momento o porque les persigue una frustración infinita, por una situación personal. Y terminas despotricando o solo para desahogarte o tal vez porque la persona a la que insultas es la primera en envidiar su posición. Basta ver los insultos que reciben futbolistas y modelos, todos culpables de un estilo de vida codiciado por la multitud. Y ve con el resumen de blasfemias.

Son muchos los casos en que los insultos y las malicias han tenido terribles consecuencias, donde el objetivo, por frágil que fuera, prefirió quitarse de en medio. El periodista Wild Lucarelli hace de ello una campaña desenfrenada, para sensibilizar a la gente sobre el tema. ¿Resultado? “Ella es una puta”. Es desgarrador constatar que mucha gente concibe la web, y por tanto también Facebook, un lugar-no-lugar, donde salirse con la suya es una lógica demasiado grosera, que corre el riesgo de degradar a Facebook de su importantísima tarea social, pero que la gente sigue confundiendo con un Fight Club 2.0. Pero al menos ahí estaban las bofetadas real, allí estaba el coraje reala pesar de que era sólo un libro.

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